martes, 8 de noviembre de 2011

Historias posibles para el comic

Conocí a este chico por casualidad, porque nos movíamos en un mismo círculo social. Yo le gustaba a él pero no había notado nada, ni me había fijado especialmente en él, hasta que un amigo común me puso sobre aviso. Las siguientes veces que nos vimos, yo actué con normalidad aunque cada vez me fijaba un poco más en él. Un día se decidió a invitarme a salir a tomar algo y fue una tarde (y noche, jeje) estupenda. Dormimos juntos después de una noche de sexo desenfrenado .   Al día siguiente, él salía de viaje para Suiza y tenía que arreglar su equipaje. Se iba para dos semanas pero se despidió de mí muy cariñoso, me dijo cosas muy “lindas”. Entrecomillo “lindas” porque yo soy española y él norte americano. Durante su viaje en tren hacia Madrid le llamé para desearle buen viaje y estaba un poco distante, aunque me agradeció la llamada. Un día de los que estaba por Roma, coincidimos en Internet y le saludé a ver qué tal estaba y fue cordial pero yo me esperaba algo más, en cambio, otro día que fue él quién me saludó a mí, estuvimos hablando largo rato y se me pasó el tiempo volando. Me hizo sentir que verdaderamente se preocupa por mí…
No volvimos a hablar hasta el día que volvió de Roma , cuando llegó a Madrid, me llamó desde el Aeropuerto. La verdad es que no me esperaba su llamada, por lo que me hizo mucha ilusión. Quedamos en vernos en dos días, en la despedida de un amigo nuestro que salía para Colombia esa noche.   Cuando llegué a la fiesta, se mostró conmigo igual que con el resto de los presentes y eso me dolió un poquito, me esperaba más. Pero en cuanto nos quedamos a solas me besó… Durante la fiesta, nos hicimos muchas fotos juntos y cuando ésta se terminó se vino a dormir a casa. De camino, fuimos abrazaditos y me preguntó sobre el tipo de relación que podíamos tener (ya que su estancia en España fue temporal), si él me gustaba y por qué… Ese día fue el que más sentimientos de “amor” mostró hacia mí y también es el día que más borracho le he visto.
Cuando me desperté, le preparé un desayuno rico y se lo llevé a la cama. Después nos duchamos, hicimos el amor, comimos, hicimos el amor… a la hora de cenar se fue para su casa y por la noche estuvimos casi toda la noche hablando en Internet. Le saqué el tema de la conversación que habíamos mantenido el día anterior sobre “nuestra relación” y se hizo el loco. Nos veíamos siempre que podíamos (tengo que añadir el “pequeño” detalle de que tengo pareja) y los encuentros eran maravillosos.
Hasta que llegó el temido mes de Diciembre. Él se iba para Nueva York  el día 23. Esa semana tuvimos algunos problemas porque yo me las arreglaba para pasar el mayor tiempo posiblecon él, y él, en cambio, se mostraba más distante que nunca… exceptuando que dos días antes de irse me invitó a pasar el día en su casa y ese fue nuestro mejor día juntos.
A la mañana siguiente nos levantamos tarde, entonces le invité a comer fuera y nos reímos mucho. Por la tarde me fui para casa a ducharme y arreglarme para su fiesta de despedida esa tarde-noche. Sobre las 8 llegué a su casa y ya había más amigos nuestros por ahí, con lo cual pasó de mí olímpicamente. Estuvo mucho más pendiente de sus amistades que de mí esa noche, que era la última que íbamos a pasar juntos, ni siquiera tuvimos sexo. Le acompañé al aeropuerto y la despedida fue muy fría, por lo que me quedé muy triste.

Cuando llegó a su país, nos envió el mismo email a todos los amigos y amigas que dejó por aquí y yo me quedé más triste aún… Decidí desaparecer, coincidíamos en Internet y no nos hablábamos ni nada o si él lo hacía la que se mostraba distante era yo.
Pasado aproximadamente un mes sin ningún tipo de contacto, llamó a una amiga nuestra (extravió mi número) y yo me puse muy celosa porque estaba presente. Habló un poquito con ella y le comentó el motivo de su llamada, que era conseguir mi número de teléfono. Entonces, mi amiga me lo pasó y hablamos un poquito. Me hizo tanta ilusión su llamada que se me olvidó todo lo “malo”. Esto fue en el mes de febrero, los meses posteriores retomamos el contacto en Internet, y que nuestras conversaciones fueran más o menos profundas siempre dependía de él, si se mostraba receptivo yo también lo era, pero si no, yo tampoco. En alguna de esas conversaciones en las que le sentía más cercano le daba rienda suelta a la pasión, siendo un poco pícara y enviándole indirectas y de él sólo recibía risitas y en algunos ocasiones frialdad y distancia, como si le diera miedo mostrar algún sentimiento. Debido a esto, yo me cansé de ser siempre la que está ahí para él y me distancié. Fue en esta ocasión cuando empezó a interesarse más por mí, dejándome comentarios y mensajitos en Facebook y un buen día me mandó un email muy bonito en el que describía nuestra “relación” y lo que le gustaba de mí. A los comentarios y mensajitos no le respondí, pero con el email me dio nostalgia y le contesté.
Al poco tiempo le vi conectado y hablé con él muy cariñosa y otra vez choqué contra un iceberg, que me hizo hundirme como en su día le pasó al Titanic. A pesar de esto, llegó el mes de mayo, el de su cumpleaños, y decidí hacerle un vídeo de felicitación. Se lo envié y no recibí ni un solo mensaje de agradecimiento. Ya harta, rompí toda ciberrelación con él.
Pasaron unos días y me llegó un mensaje que decía: “No te olvides de mí, porque eres una persona muy especial para mí. Te quiero mucho, un beso y un abrazo. Y una última cosa,  you are my love ”. Aunque me gustó mucho leer esto, decidí seguir en mis trece y no dar señales de vida, porque me dolió que no me agradeciera el detalle que tuve en su cumpleaños. Más tarde me enteré que no había tenido oportunidad de ver el vídeo y hubo un acercamiento por mi parte. Volvimos a retomar el contacto y todo volvió a la normalidad, si es que alguna vez lo “nuestro” fue normal. Él sigue con su filosofía de una de cal y otra de arena, y yo, en función de sus reacciones, me acerco o me alejo. Ahora que ya estamos en junio, y que me faltan dos meses para viajar a Nueva York  por trabajo, tengo la cabeza hecha un lío. Ayer le comentaba que tengo previsto ir en agosto (hasta hace poco no era seguro que fuera a viajar) y se puso muy contento de poder vernos, pero cuando le insinué si podríamos estar juntos por “allá” me cambió de tema.


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